Cuando la realidad se entromete en la ficción. Esteban y Madeleine.

Andaba yo esta mañana en lo mío (esto es, la cosa del madrugue y demás) cuando me dio por pensar en mi pobre Esteban (como diría Madeleine, Estaban) y en lo abandonado que lo dejé ya peripuesto, bien peinado y bien pertrechado con el traje de rayas, dispuesto a enfrentarse a lo que el camino (en este caso, una nacional con muy mala baba) le puso por delante. La historia está, terminada, escrita en mi cabeza. Incluso la música con la que voy a aderezarla y algunas expresiones que soltarán por esas bocas uno y otra. Por ejemplo: y así pasó la vida, como pasan las cosas importantes. Sin sentir. O: Habla. Aunque no te entienda. 

Cosas así. Son frases que se van colando en los días. De pronto una, va caminando, los apéndices helados y, zas. Una frase. Y, a continuación, quién la dirá. Uno de esos personajes que me acompañan, porque ya son míos. Quizás suyos, si alguna vez tiene el azaroso destino de este blog. Casi magia. 

Pero sucede, al revés. Es enojoso. La realidad, que no deja de entrometerse una y otra vez, y así, no hay manera. Por eso los tengo un poco abandonados a Esteban y a Madeleine. Pero haga un esfuerzo. Imagine. Esteban está preparado, nervioso, azorado. Interesante, se nota que fue un hombre guapo, ahora tiene su aquel y su este. Madeleine, preparándose en su habitación, el armario abierto en el que podemos ver faldas y vestidos que ella desecha, este no, este es muy colorido, este soso, este es corto, este es largo, con este parezco una monja (claro, lo va diciendo para sí, en francés). Pronto se encontrarán. Lo que pase después, no es cosa suya, ni mía. Porque, llegados a este punto, tanto ella, la mujer enigmática y él, el hombre franco, tienen vida y pensamientos propios. Y pasará lo que quieran ellos que ocurra.



Layla, una de las canciones que escucharán Madeleine y Esteban. ¿Les gusta?

Comentarios

Isabel Barceló Chico ha dicho que…
Las criaturas imaginarias, como las reales, tiene su propia vida y es mejor no entrometerse en ella, desde luego, si no queremos salir malparados. Hemos de contentarnos con observar y, muy bajito para que no se den cuentra, relatar. Besos, querida amiga.
María Antonia Moreno ha dicho que…
Esa es la magia... Un beso, querida.