Abril se desliza y sigo leyendo volúmenes para cumplir con el Reto de lectura de Librópatas, #Retópata16 , en concreto, el punto 3: un bestseller. Para este requisito, escogí la última entrega del detective retirado David Gurney, una especie de alter ego del autor, como dice él, una versión mejorada de sí mismo. Y es que si John Verdon se retiró del mundo de la publicidad y cambió Manhattan por las montañas Castkill, donde reside con su esposa dedicándose a escribir superventas, otro tanto hace el detective David Gurney. Si bien Gurney no se retira del todo...
He de reconocer que había leído algún que otro libro de Verdon (creo que los dos primeros) y luego, abandoné la saga. El detective y su mujer se me antojaban personajes desdibujados, fríos, no conseguía verlos allá, en esa especie de casa de cuento, rodeados de la inmensa naturaleza, tomando infusiones y dejando que los psicópatas los encuentren. O buscándolos. Sin embargo, aunque Verdon no abandona el cóctel del escritor que vende libros como rosquillas (por algo fue publicista de éxito), esta última novela me ha parecido más lograda que las anteriores. En concreto, el personaje de la esposa de Gurney, Madeleine. Y es que aquí conocemos un detalle más que inquietante de Maddi, algo que ha guardado en secreto muchos años, toda su vida, y de lo que Gurney no tiene ni idea.
Os dejo la entrevista que le hicieron en el programa Página 2.
Para pasar un rato entretenido y, a veces, no hay más pretensión que esa.
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