Doblete

No, no se trata de que haya abandonado la lectura por el fútbol (aunque hace muy poco que he leído la última novela de Ángel Gil Cheza, Pez en la hierba, y se me han roto un poco los esquemas. Pero esa obra merece reseña aparte), sino de que he acumulado dos lecturas más para el Reto de Lecturas de Librópatas, que parece que lo he abandonado, pero no. Paso a comentar/reseñar.

La obra de un escritor que te gustase cuando eras niño. He escogido a Ágatha Christie y me ha costado un poco, no se crean. Primero, porque ahí estaba mi admirado Julio Verne (la de veces que he leído Viaje al centro de la Tierra, El rayo verde, Un capitán de quince años…), segundo, porque con Los Cinco de Enyd Blyton me fui innumerables veces de merendola, de acampada, me alojé en una caravana de madera pintada de colores chillones mientras miraba cómo un rostro angustiado pedía ayuda tras el torreón. La de veces que quise ser tan valiente como Jorge, tener un perro (no, un perro cualquiera, no. Tenía que ser Tim), la de veces que me monté en la bici y seguí la estela de los primos hasta la granja más cercana, y me zampé un buen trozo de tarta de jengibre con un buen vaso de leche recién ordeñada. Pero es que también está Hergé y mi capitán Hadock, presto a llamar vendedor de alfombras a cualquier políglota que se le ponga por delante. Y Milú. Con este panorama, la elección se me antojaba ardua, dura, esquiva. Pero hete aquí que a mis años (no los confesaré ni aunque me sometan a la tortura más cruel en los antiguos cuarteles de la Stasi), y teniendo como tengo una fatal inclinación hacia la novela negra, me decidí por la creadora de Hércules Poirot, Tupence y Tommy y la inefable Mrs. Marple. Ah. Jane Marple, la anciana señora que lo mismo se toma tres tazas de té fuerte con otros tantos bollos a la hora del té, que te teje una colcha de ganchillo, que te resuelve un parricidio, un atraco con alevosía y una mala reputación. Esa misma. Y el título elegido fue, agárrense que no hay curvas (de momento) El  truco de los espejos. Una familia burguesa tirando a aristócrata, una casa tirando a mansión en medio de la campiña inglesa reconvertida en centro de rehabilitación de jóvenes (nótese, hombres) que han dado malos pasos en la vida. Estafadores, ladrones, timadores, gentes así. Mezclen todo eso con la preocupación de una hermana, una amistad que se remonta al colegio, un favor que casi parece una orden y la llegada de Jane Marple al casoplón para averiguar qué demonios es lo que está pasando.

Una novela cuya adaptación al cine llegue en 2016. La modista, de Rosalie Ham. Esta novela me ha dejado un poco fría, no sé cómo lo hará Winslet, pero imagino que será capaz de dotar de más carácter al personaje principal. El relato cuenta el regreso de Tilly a Dungatar (Australia) para cuidar de su anciana madre y curarse a sí misma dolores antiguos y recientes. Todos los habitantes de Dungatar se pasean por las páginas de La modista, mezquinos, generosos, cobardes, tramposos, perversos. Al final, Tilly toma las riendas de su vida, pero se me antoja que más empujada por las circunstancias que por voluntad propia. No termino de ver/imaginar  a Tilly, ni esa desgracia endémica que parece perseguirla desde la cuna. Cuando parece que ha encontrado el amor en un muchacho de Dungatar, éste muere de una manera ridícula, torpe, absurda.


Doblete para el reto de lectura. El siguiente libro, la novela de un autor de mi misma ciudad. Ya les adelanto que se trata de La mejor de las vidas, de David de Juan Marcos (Harper Colins Ibérica). Sí, de Salamanca.  

Comentarios